Una persona camina por la calle tranquilamente y tropieza con la tapa de una arqueta que no está debidamente colocada, rompiéndose un brazo, precisando asistencia sanitaria y permaneciendo de baja para su actividad laboral durante ocho semanas, reclamándole a la administración pública competente una indemnización por todos esos daños y perjuicios.

Una joven vuelve a casa después de correr cuando, al pasar por un jardín público, tropieza con un alambre metálico no visible a primera vista ni debidamente señalizado que existe a ras de suelo, cayendo bruscamente, sufriendo la luxación de un dedo de su mano derecha. Se planteó en este caso una demanda por responsabilidad a la administración local competente del mantenimiento de los jardines.

Una pareja compra una casa con toda la ilusión del mundo y cuando empieza a vivir en ella comienzan a aparecer un montón de defectos y de vicios ocultos en la vivienda, como humedades, grietas, ventanas y rejas mal colocadas, sanitarios rotos, etc… exigiéndose responsabilidad a los agentes que han intervenido en la edificación, como promotor, arquitecto y aparejadores responsables de la construcción de la vivienda.

Un paciente de 42 años de edad sufre la lesión del nervio ciático por elongación durante la implantación de una prótesis de cadera y sale a la luz que su médico no le había informado de que tal complicación era típica aunque poco probable. Se plantea reclamación al facultativo y al servicio de salud.

Un trabajador sufre un accidente en las instalaciones de una empresa para la que trabaja porque esta última no adoptó las suficientes medidas de seguridad, siendo responsable por ello.

Un cliente de una discoteca, mientras el personal del local se disponía a hacer limpieza, bebió de una botella etiquetada como de agua mineral que había sido rellenada con sosa cáustica y sufrió lesiones graves.

Las obras de conexión de dos líneas de metro en una capital provocaron que un importante hotel de cinco estrellas experimentara una importante pérdida de ingresos y de clientela, solicitando una indemnización por tales daños.

Una consumidora de 38 años compra varios botes de un insecticida altamente inflamable, distribuye el producto por su vivienda y precinta los marcos de puertas y ventanas, para que este haga efecto. A la mañana siguiente, el vapor del sulfuro de carbono acumulado se inflamó y explotó, causando destrozos en la propia finca y las colindantes. El producto que compró era defectuoso y se planteó una reclamación para reparar los daños causados.

Una celadora de un hospital público bajaba en un ascensor cuando un fallo mecánico hizo que la cabina se precipitara hasta el sótano del edificio, lo que le causó lesiones y una discapacidad del 75%.

Dos jóvenes de 15 años de edad agreden a otros dos menores de la misma edad y una de las víctimas sufre una fractura de mandíbula, siendo responsables los padres por los daños causados por sus hijos.

La empresa propietaria de una finca la contamina durante años como consecuencia del desarrollo de su actividad industrial y la vende a un tercero ocultando esta circunstancia. Este hecho ocasiona al comprador un grave perjuicio y se presenta una reclamación a la empresa vendedora.

Un progenitor que impide ilícitamente al otro relacionarse con el hijo de ambos debe pagarle una indemnización por el daño moral sufrido.